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martes, 4 de diciembre de 2012

Invernantes





1 diciembre de 2012

 
Soleado, ola de frío polar; Sierra de Montánchez (Cáceres) y  Paseo Fluvial de Mérida (Badajoz); entre 10,00 y 14,00 h.

 
10,00 h. En alcornocal y fragmento de olivar en bancales cerca del Castillo de Montánchez (Cáceres) son frecuentes el carbonero común (Parus major) y el herrerillo común (Parus caeruleus). Sobre todo los primeros se acercan con frecuencia al bebedero atraídos por las semillas oleaginosas (pipas de girasol) que se colocan como estímulo para ser fotografiados. El reclamo del petirrojo (Erithacus rubecula) es uno de los sonidos habituales en este entorno. Del mismo modo, los zorzales comunes invernantes (Turdus philomelos), procedentes de sus zonas de cría europeas, se dejan ver entre los árboles, mientras, una mariposa vulcana (Vanesa atalanta) levanta el vuelo en uno de los muros de piedra que separan las pequeñas fincas desafiando al frío. En el muro que conduce a La Fontanita observo 1 ejemplar de acentor común (Prunella modularis), otro pequeño paseriforme de invierno

En el trayecto entre Alcuéscar y Montánchez se deja ver uno de los muchos milanos reales invernantes (Milvus milvus).

Hacia las 14,00 h., en el Río Guadiana a la altura de Mérida, se observan fochas comunes (Fulica atra), gallinetas (Gallinula chloropus), gaviotas reidoras (Larus ridibundus), garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) y cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) y en la vegetación del paseo fluvial dos confiados ejemplares de abubillas (Upupa epops), varios mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita), 1 bisbita común (Anthus pratensis) y varias cogujadas comunes (Galerita cristata)


sábado, 1 de diciembre de 2012

La invasión del camalote




Prosiguen los trabajos para controlar la plaga de camalote o jacinto de agua (Eichornia crassipes) a su paso por Mérida (Badajoz) por los operarios de Confederación Hidrográfica del Guadiana. En la imagen puede verse una parte del tramo de esta arteria a la altura del Puente Romano, en la que ni siquiera puede apreciarse la superficie del agua. Esta planta, procedente de las áreas tropicales del Sudamérica, apareció entre el 2004 y el 2005 entre Mérida y Medellín. Se teme que pueda invadir  las áreas de regadío de las Vegas del Guadiana, ya que podría provocar serios daños económicos.

Esto es lo que nos cuenta el profesor Jean Dorst en su libro “Antes que la naturaleza muera”, un clásico de la literatura conservacionista, lo cual nos puede ayudar a entender el peligro que conlleva la introducción de especies en biotopos que no son los suyos:

“La primera aparición fuera de su hábitat normal se observó en el sur de los Estados Unidos. Introducida en 1884 en Luisiana y después en 1888 en Florida invadió todo el mediodía de Norteamérica, Virginia y California, convirtiéndose en una plaga que llegó a entorpecer la navegación por el Mississipi.

Cultivada desde 1894 en el célebre jardín botánico de Bogor (Buitenzorg), se extendió rápidamente a Java, pasando luego a Indonesia, islas Filipinas y Australia y gran parte del Pacífico (Fidji y Hawai entre otras) En 1902 fue introducida en Hanoi, de donde invadió la Península Indochina, la India y Ceilán (llegada allí en 1905, era ya una plaga en 1907).

En África, aunque existente desde 1910 en estado subespontáneo en el Zaire, sólo empezó a propagarse hacia 1952, llegando a invadir la cuenca del Congo y sus afluentes; a la altura de Kinshasa, el río, de enormes dimensiones, arrastra montones de jacintos de agua, mientras que los afluentes y los brazos más estrechos se hallan obstruidos hasta el punto de hacer impracticable la navegación (…)

Con asombrosa velocidad y gracias a su formidable poder de reproducción por estolones, el jacinto de agua ha infestado, pues, casi la totalidad de las regiones paleotropicales. Una planta puede producir un nuevo individuo en sólo dos semanas. En Luisiana se calculó que durante su período vegetativo ( o sea, desde el 15 de marzo al 15 de noviembre) diez plantas madres pueden dar origen a 655.360 nuevos ejemplares (…)” (Dorst, J. 365: 1972)
Del mismo modo, el profesor Dorst nos cuenta que en Australia la planta recibió el nombre de "million dollar weed", en castellano la hierba del millón de dólares, por los ingentes gastos que para la administración implicaron los trabajos para su erradicación o control.