Enmedio de dehesas plagadas de tonos lilas, amarillos y blancos proporcionados por la flora primaveral, surge el manantial que antaño permitió la ubicación del cocedero de altramuces de la finca La Cabra (Monesterio), conjunto declarado BIC (Bien de Interés Cultural) según lo dispuesto en la Ley 2/99 de 29 de marzo de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, por ser referencia del ciclo tradicional del engorde del cerdo y los usos múltiples de las dehesas hasta hace medio siglo aproximadamente. Pero el agua -recurso escaso en el mundo mediterráneo- también permitió el mantenimiento de una gran huerta que surtía de productos frescos a Monesterio y Calera de León, proporcionando coles forrajeras al ganado de la dehesa; un ejemplo de complementariedad entre agrosistemas diferentes.
Hoy, la valorización como patrimonio de este pago se ha visto acompañada de la recuperación de la huerta, siguiendo los criterios de la producción ecológica. Algunas de las las acelgas que véis en la imagen acabaron esa noche en mi plato gracias a la amabilidad de Jordi, uno de los entusiastas responsables de este proyecto.