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lunes, 24 de septiembre de 2012

Cocederos de altramuces





Los cocederos de chochos o altramuces (Lupinus sp.) eran fundamentales en el ciclo de engorde de los cerdos antes del advenimiento de los piensos. Durante el verano, el altramuz sembrado en las dehesas y eriales se cosechaba con objeto de proporcionárselos a los guarros antes de su entrada en la bellota en otoño. El problema es que esta legumbre posee unos compuestos químicos que resultan venenosos para los animales, por ello, debían de ser cocidos y endulzados en estas infraestructuras, ubicadas habitualmente en zonas de huerta o  en aquellos espacios de las dehesas donde hubiese un manantial que permitiera la disponibilidad de agua. Los altramuces se cuecen en una caldera y posteriormente se depositaban en unos pilones llenos de agua, la cual se cambiaba varias veces hasta que se endulzaban.
Las fincas que poseían estos cocederos disponían de un recurso estratégico, ya que el chocho era casi la única opción que tenían las piaras de cerdos para subsistir durante una coyuntura del año muy difícil para ellos: el verano. No olvidemos que el cerdo es una criatura adaptada a ecosistemas donde no falte el agua y los alimentos feculentos (bellotas, tubérculos), no pudiendo sobrevivir en entornos con excesiva aridez. Todo ello lo cuenta el antropólogo Marvin Harris en su célebre obra “Vacas, Cerdos, Guerras y Brujas” para demostrar que el tabú judío y musulmán de no comer carne de cerdo tiene implicaciones de naturaleza ecológica.

El Conjunto de Huerta, Noria y Cocedero de Altramuces de la finca La Cabra (Monesterio) – en la foto superior-  ha sido declarado BIC (Bien de Interés Cultural), con la categoría de Lugar de Interés Etnológico, según lo dispuesto en la Ley 2/99 de 29 de marzo de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura (DECRETO 68/2012 27 de abril, DOE nº 85, 4 mayo 2012), lo que demuestra que el concepto patrimonio se libra progresivamente de las inadecuadas concepciones que consideraban que sólo las catedrales, castillos y, en definitiva, lo monumental,  era merecedor de ser valorizado y protegido.

Las fotos inferiores retratan un cocedero ubicado en Fregenal de La Sierra (Badajoz), en el paraje conocido popularmente como “La Chochera”, junto a la actual piscina municipal, y otro en Segura de León (Badajoz), en una paraje anexo a la ermita del Cristo de La Reja. En este último se acondiciona incluso una chimenea para la salida de los vapores de cocción.

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