Estos ejemplares de Volvariella
speciosa se desarrollan en los terraplenes y cunetas cubiertas de fresca
hierba que crece en el camino que conduce a La Fontanita (Montánchez),
una vez dejamos atrás su imponente castillo. El género Volvariella se caracteriza por tener volva, visible en la base del
pie, al igual que las amanitas, sin embargo, las volvarias carecen de anillo. Esta
especie, además, tiene el sombrero de color blanquecino o plomizo claro y
resulta bastante viscoso al tacto. Las láminas comienzan siendo de color claro
para adoptar una tonalidad salmón al envejecer.
Se trata de hongos que crecen sobre materia vegetal en descomposición y en
presencia de estiércol de ganado, de ahí que sean comunes en las inmediaciones
de terrenos de labranza. Pueden observarse con facilidad al pasear por nuestros
caminos vecinales hasta bien entrado el invierno, aunque tampoco suelen faltar
en las primaveras húmedas.
No es una especie venenosa, pero se recomienda no
consumirla ante la posibilidad de confusión con amanitas mortales, aunque el
parecido no sea exagerado
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