La bella reina del carnaval moralo de este 2013
A la hora de hablar de
nuestras fiestas y rituales es frecuente caer en la tentación
de buscar orígenes remotos, perdidos, como se suele decir, en
la noche de los tiempos... es como si solo lo que se diluyera más
allá de la memoria colectiva tuviera valor para determinados
investigadores y para la propia sociedad que organiza las
celebraciones. Es por ello que siempre se haga referencia a las
saturnales y bacanales grecolatinas para buscar los orígenes
del Carnaval. Bajo mi punto de vista, hay que acabar con la idea
según la cual todo lo que se puede rastrear en unos pocos
decenios o lo que es literalmente inventado carece de valor. Las
tradiciones se inventan, se modifican y se adaptan a los tiempos y eso
no les resta valor... antes al contrario, nos permiten tomar el pulso
a la comunidad que participa en ellas.
El carnaval implica
transgresión, algo frecuente en las fiestas, pero del mismo
modo reproduce el orden establecido, pues son los propios poderes
políticos los que a menudo organizan los eventos a través de
concejalías y otros entes públicos. El carnaval, como
diría Julio Caro Baroja, es un rito equívoco. Esta
fiesta permite evadirse de lo cotidiano, siendo marco para la
provocación, la sátira y la crítica, algo muy
recurrente en unos tiempos difíciles como los actuales.
En Extremadura el auge
carnavalero tuvo una importante presencia durante los años
ochenta, cuando en numerosos pueblos, por pequeños que fueran,
los desfiles, comparsas, murgas y disfraces individuales hacían
acto de presencia de forma multitudinaria. Con posterioridad, los
carnavales de los pueblos fueron a menos, quedándose en
aquellos lugares donde formaban parte de su identidad local, como son
los casos de Badajoz y Navalmoral de La Mata (Cáceres), de
cuya edición de este 2013 son las imágenes que
colgamos.
El desfile de carrozas de Navalmoral se celebró animadamente el pasado domingo 10 de febrero pese al frío y la llovizna