Las prolongadas lluvias primaverales han provocado un importante retraso en la floración del cerezo jerteño. Un paisaje con nieblas y árboles sin el manto níveo característico nos acompañó durante la Semana Santa. Algo diferente pudimos contemplar el pasado sábado 13 de abril en Tornavacas y Valdastillas, donde el sol y las manchas amarillas de las mostacillas silvestres construían un bello contraste con el blanco de los cerezos, si bien, no en todos los enclaves visitados la floración se hallaba en su apogeo.
la Fiesta del Cerezo en Flor se ha visto sin duda afectada esta temporada por lo irregular del tiempo, pero este fin de semana los visitantes no han faltado gracias al sol y a los 23 grados de temperatura alcanzados. Nos encontramos con un hormiguero humano en el paraje de El Caozo (Valdastillas), donde las visitas a la impresionante cascada provocaron un colapso de vehículos que significó un curioso contraste en un lugar donde la naturaleza se enseñorea, a pesar de ubicarse en un entorno profundamente transformado desde los años sesenta del pasado siglo, cuando se generalizó el monocultivo del cerezo; el paisaje cultural del Jerte.
Mirlos, gorriones molineros y currucas capirotadas se dejaban ver y entonaban sus cantos y reclamos, anunciándonos que estamos en primavera y que quieren -de una dichosa vez- construir sus nidos, incubar sus huevos y sacar adelante sus pollos.
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