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viernes, 12 de julio de 2013

Verderón común; un oportunista

Este macho de verderón común se acerca al bebedero de La Fontanita (Montánchez) para refrescarse. La fotografía fue realizada el pasado verano de 2012

Las transformaciones que el hombre ha producido en los primitivos hábitats provocaron que determinadas especies animales y vegetales colonizaran con gran éxito los paisajes culturales generados por las actividades agrícolas y ganaderas. La proliferación de plantas que se desarrollan sin control en el extrarradio de los pueblos y ciudades y en los entornos agrarios - cardos, rabanillos, zurrones de pastor- favoreció a un grupo de aves que se especializó en alimentarse de las semillas de estas "malas hierbas": los fringílidos. El verderón común (Carduelis chloris) es un ejemplo perfecto de esta adaptación, habiéndose convertido en uno de los pájaros más frecuentes en nuestros pueblos y ciudades. Su pico grueso y cónico le sirve para extraer las negras semillas de los cardos que se expanden por cualquier lugar.  No tardan en colonizar cualquier espacio urbano donde las citadas plantas se desarrollan, anidando en cualquier arbolillo callejero. Su canto monótono pero alegre y vital deleita a los habitantes de los pueblos y ciudades. Faltaríamos a la verdad si no reconociéramos que esta cercanía con las criaturas silvestres, incluso en lugares bastante insulsos, nos genera cierto alivio a quienes no podemos prescindir del contacto con la naturaleza.

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