¿Es el espantapájaros un simple eco nostálgico del pasado, o una muestra de
que las huertas del extrarradio siguen teniendo vigencia aún habiendo sucumbido
la agricultura tradicional hace décadas?
Paseando por el llamado Camino de Las Huertas – que comienza situándonos al
noroeste del casco urbano de Fregenal de La Sierra- percibimos que lo que
antaño eran predios con trasiego humano, gracias a la actividad de los molinos
harineros y los canales alimentados por el arroyo, se han transformado en
lugares donde los pocos hortelanos y campesinos que siguen explotando estos
pagos, se ven rodeados por espacios donde la vegetación baja forma marañas a
veces impenetrables y donde los pastos y demás hierbas de las manchas de
árboles frutales, junto a las albercas en casi desuso, han convertido a estos
entornos en auténticas reservas de biodiversidad con la multitud de plantas,
insectos, aves y pequeños reptiles que aquí hallan su hábitat. La oveja que
tranquilamente se deleita entre el alto pastizal y los hinojos no es consciente
de ello, pero vive en un lugar que proporciona al paseante todo un espectáculo
que sólo la naturaleza puede ofrecer.