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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Herrerillo común





Durante el pasado mes de julio, las tórridas siestas del bebedero de Montánchez se animaban con las numerosas visitas de los pequeños herrerillos comunes (Parus caeruleus) que daban uso al punto de agua para beber y bañarse. Como todos los integrantes de la familia de los páridos, el herrerillo es hábil, acrobático y con gran capacidad exploratoria, lo que le lleva a escudriñar en cualquier recoveco o grieta. Durante la época de cría alimentan a sus pollos con numerosas orugas nocivas para las especies arbóreas. Es uno de los habituales, si no el más común, huésped de las cajas nido artificiales que se colocan en jardines. Precisamente, las cajas nido se cuelgan o se colgaban masivamente en las repoblaciones forestales para estimular la reproducción de éste y otros páridos, habida cuenta de su demostrada capacidad para mantener el equilibrio ecológico que puede romperse con la proliferación de plagas.

La sensación de plenitud y felicidad que un amante de la naturaleza siente cuando observa estos simpáticos, vistosos e inteligentes pajarillos es indescriptible. Aunque son aves sedentarias, es posible que individuos nórdicos lleguen a Extremadura en invierno, época del año en la que se agrupan en pequeños bandos. En Mérida son, en esta época, habituales del barrio de Los Bodegones e incluso en la transitada calle Almendralejo, donde se les suele observar merodeando en los arbolitos allí plantados y a veces curioseando entre las persianas y macetas de los balcones.


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