El petirrojo (Erithacus
rubecula), como el resto de los integrantes de la familia de los
túrdidos, exhibe un pico más o menos fino y puntiagudo,
propio de las aves insectívoras, de hecho, durante buena parte
del año se alimenta de pequeños invertebrados. No
obstante, los petirrojos que estos días pueblan nuestros
jardines, olivares, dehesas, setos y campiñas, se nutren con
bastante dieta vegetal, propia de las etapas otoñal e
invernal. Este ejemplar se acercó el invierno pasado al
bebedero de La Fontanita (Montánchez) para bañarse.
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