Tornavacas (Cáceres); 29 marzo de 2013; cerezos sin flor por lo prolongado de las lluvias
La lluvia no cesó durante los últimos días de marzo
El cerezal ha transformado sustancialmente el paisaje jerteño desde los años sesenta del siglo XX
Hermosos bosques de ribera adquieren un halo tan bello como fanstasmagórico con las nieblas de montaña
Aunque el cultivo del cerezo se conoce en el Valle del Jerte desde antiguo, no es hasta los años sesenta del siglo XX cuando comienza su expansión, convirtiéndose en el clásico monocultivo que hoy se extiende en todo el territorio. Hasta entonces, en este rincón de la Alta Extremadura se practicaba una agricultura característica de las áreas de minifundio del norte de Cáceres, donde en la pequeña propiedad coexistía toda una suerte de producciones -sobre todo olivo, frutales y hortalizas -con la ganadería caprina; típica de las áreas de montaña.
El pasado Viernes Santo - 29 de marzo- visitamos Tornavacas, donde pudimos contemplar un paisaje en el que el cerezo retrasó su floración por lo prolongado de estas lluvias primaverales.
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