Amanita pantherina; Segura de León (Badajoz), 23 noviembre de 2013. VENENOSA
Las dos especies de amanitas aquí representadas ostentan el mismo valor para el naturalista, pero como sabemos que la búsqueda de hongos para ser consumidos alcanza en nuestra tierra límites que rayan la pasión, alentamos a los buscadores a no confundirlas, pues es conocido que la comestible A. rubescens es apreciada por bastantes micófagos y podría ser confundida - aunque afortunadamente el parecido no es exagerado- con la venenosa A. pantherina. Esta última tiene su carne, pie y láminas de color blanco inmutable; por el contrario, A. rubescens se caracteriza por adquirir su carne y pie - muy visible al ser cortados- un tono rojizo-vinoso, sobre todo en este último. Del mismo modo, los restos de volva en forma de verrugas que aparecen en el sombrero de A. pantherina son blancos, no amarronados o sucios como en la especie afín y en el borde de su sombrero aparecen unas evidentes estrías inexistentes en su pariente. Mucho cuidado a los principiantes -yo sigo siéndolo- pues A.pantherina provoca serios envenenamientos. Del mismo modo, hay que tener en cuenta que al consumir la especie comestible, hay que hacerlo tras ser convenientemente cocinada, pues en crudo posee sustancias tóxicas que se volatilizan con el calor. En caso de duda, absteneos de consumirla y deleitáos con su belleza. Las setas son fundamentales para el equilibrio ecológico y la salud de los envejecidos árboles de nuestras dehesas, algo que por sí solo ya es suficientemente relevante para el amante de la naturaleza
No hay comentarios:
Publicar un comentario