8 febrero de 2014
Tiempo lluvioso; trayecto
entre el Hornito y Avenida Juan Carlos I; Mérida (Badajoz), hacia las 14,00
h.
Esta mañana de sábado ha resultado lluviosa y ventosa,
sin embargo, la ciudad de Mérida ha exhibido algunos amagos primaverales. El
primero fue aquel macho de curruca capirotada (Sylvia atricapilla) cantando en las ramas de un aligustre
atiborrado de esas bayas negras de las que esta insectívora se alimenta en
invierno. Probablemente sea un individuo residente. Su canto es de los más
dulces que pueda emitir un pájaro, plagado de notas aflautadas y con un ritmo rápido.
También un mirlo común macho (Turdus
merula) delimitaba su territorio cantando desde una antena televisiva. Días
atrás he escuchado varios machos de mosquitero común (Phylloscopus collybita) en distintos jardines emeritenses,
seguramente individuos en paso prenupcial hacia Europa.
Ya que febrero es un mes de amago, de transición, la
fenología de algunas aves reproductoras, con manifestaciones de celo, convive con algunos signos aún invernales como el frío y la lluvia y los frutos de algunos árboles aún en plena sazón
Paseo Fluvial de Mérida (Badajoz). El Guadiana atraviesa la ciudad dejando un reguero de vida a nuestro alcance. Los parques acondicionados, paralelos al cauce del río, junto con las isletas observables desde los puentes Romano y Nuevo, albergan una biodiversidad ornitológica que convierte a este lugar en un rosario de rico patrimonio, pues se une lo monumental, lo arqueológico y la naturaleza salvaje en un todo.
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