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jueves, 5 de septiembre de 2013

Ecos nostálgicos




¿Es el espantapájaros un simple eco nostálgico del pasado, o una muestra de que las huertas del extrarradio siguen teniendo vigencia aún habiendo sucumbido la agricultura tradicional hace décadas?

Paseando por el llamado Camino de Las Huertas – que comienza situándonos al noroeste del casco urbano de Fregenal de La Sierra- percibimos que lo que antaño eran predios con trasiego humano, gracias a la actividad de los molinos harineros y los canales alimentados por el arroyo, se han transformado en lugares donde los pocos hortelanos y campesinos que siguen explotando estos pagos, se ven rodeados por espacios donde la vegetación baja forma marañas a veces impenetrables y donde los pastos y demás hierbas de las manchas de árboles frutales, junto a las albercas en casi desuso, han convertido a estos entornos en auténticas reservas de biodiversidad con la multitud de plantas, insectos, aves y pequeños reptiles que aquí hallan su hábitat. La oveja que tranquilamente se deleita entre el alto pastizal y los hinojos no es consciente de ello, pero vive en un lugar que proporciona al paseante todo un espectáculo que sólo la naturaleza puede ofrecer.

domingo, 18 de agosto de 2013

Entre brañas y bosques


Fotos: María Jacinta Sánchez


Entre Navia y Onate (Asturias) nos encontramos paisajes como los de estas imágenes. Las manchas de bosque caducifolio autóctono alternan con verdes prados, entre los cuales pueden verse las pequeñas plantaciones de fabes -esa apreciada legumbre- y los centenares de hórreos destinados, sobre todo antaño, al almacenaje del maíz y otros productos agrícolas. La huella humana en el entorno es evidente pero en estos parajes, donde se suceden la superficie forestal y los espacios abiertos, se observan tanto especies propias del bosque como el reyezuelo listado y el arrendajo, como otras propias de áreas agrícolas como el verderón común, la abundante corneja negra y el escribano soteño.  En terrenos más despejados suelen verse plantaciones de maíz siguiendo modelos intensivos y, por desgracia, basados en los transgénicos, pero aún pervive alguna pequeña plantación junto a los huertos y hórreos, entre los claros que dejan carballos, fresnos y avellanos, que nos pueden dar una pequeña idea de cómo fue la agricultura tradicional en estos atlánticos pagos. Asturias me ha dejado huella... es maravillosa.

Mariposa ortiguera

Foto: María Jacinta Sánchez


Mariposa ortiguera (Aglais urticae); una de las más frecuentes de Europa. Este ejemplar lo fotografiamos en las afueras de la localidad de Baimorto (A Coruña), mientras nos dirigíamos a Santiago de Compostela como buenos peregrinos.

Rana patilarga, endemismo ibérico

Foto: María Jacinta Sánchez


La rana patilarga (Rana iberica) es un endemismo de la Península Ibérica que en la cornisa cantábrica puede ser localmente común. Este ejemplar lo observamos en la cascadas de Oneta (Asturias), donde la vegetación de ribera que crece junto al torrente con aguas rápidas y cristalinas proporciona el hábitat perfecto a este anuro. Se distingue de la más frecuente rana bermeja (Rana temporaria) por su menor tamaño, sus largas extremidades traseras y otra serie de detalles anatómicos. Es imposible describir el gozo que sentí al descubrirla entre las rocas, pues en Extremadura es una especie muy localizada... bueno, en realidad fue Jaci, mi compañera, la que avistó a la ranita, pues yo me encontraba ocupado con una no menos grata sorpresa: una pequeña salamandra rabilarga (Chioglussa lusitanica) que localicé entre los recovecos de las cascadas.


Ciervo volante

 
 
 
Foto: María Jacinta Sánchez

El ciervo volante (Lucanus cervus) es el escarabajo más grande de Europa. Los machos desarrollan enormes mandíbulas con las que se enfrentan en la época de apareamiento. Es un típico habitante del bosque caducifolio atlántico. Este ejemplar lo hallamos mientras caminábamos desde Avilés en dirección a Santiago de Compostela; toda una grata sorpresa para un peregrino amante de la naturaleza y sus criaturas. La degradación de los bosques autóctonos europeos está poniendo en peligro a esta especie.

Culebra de collar

 
 
La culebra de collar (Natrix natrix) es menos acuática que su pariente la culebra viperina (Natrix maura) pero siempre estará cerca de lugares sombreados, donde pueda huir del calor y localizar a sus presas. Este ejemplar joven lo observamos en el parque de Navia (Asturias). En las imágenes puede observarse el típico collar oscuro detrás de su cabeza, rasgo típico de la especie. Es una culebra totalmente inofensiva, al carecer de dientes que inoculen veneno, dejándose manipular sin morder. Espero que no le importara que la molestásemos un poco para tomar este detalle con nuestra cámara.

La imagen superior representa un ejemplo de la tranquilidad con la que pueden ser manipuladas las culebras del género Natrix, pues son totalmente inofensivas... y bonitas

Foto superior: Ángela Gallego
Foto inferior: María Jacinta Sánchez

lunes, 22 de julio de 2013

Refrescándose en el bebedero

 
21 julio de 2013
 
Cuaderno del bebedero
 
Ayer tarde, a pesar de las elevadas temperaturas, decidimos visitar el bebedero de La Fontanita, el cual se ha cubierto de un verde limo. Entre sus entresijos nadan pequeños renacuajos y escarabajos acuáticos y numerosas aves lo visitan para satisfacer sus necesidades de agua,  mucho más teniendo en cuenta el peligro de deshidratación con estos calores. Algunos mirlos jóvenes (Turdus merula), junto con otro inmaduro de pinzón vulgar (Fringuilla coelebes) son los primeros en llegar. Poco después, un pequeño bando de gorriones comunes (Passer domesticus) da cuenta de las pipas de girasol esparcidas y algo más tarde un precioso carbonero común adulto (Parus major) se acerca furtivamente para llevarse algunas de estas semillas. No faltaron los pequeños herrerillos comunes (Cyanister caeruleus), todos ejemplares jóvenes que mostraban sus dotes acrobáticas en las ramas que se hunden en el bebedero. El siguiente en aparecer fue un verdecillo (Serinus serinus) que tras beber se aleja. Seguidamente, un trepador azul (Sitta europea) muestra su mal genio con los gorriones que comen mientras él agarra con su pico las pipas de girasol. Gran sorpresa la de un ejemplar joven de picogordo (Cocotrhaustes cocothraustes) que, fugazmente, se posa en el borde para alejarse al poco tiempo; grande y corpulento como los adultos.
Al caer la tarde y mitigarse el sofocante calor, la iluminación hacía inútil seguir intentando fotografiar a nuestros amigos alados, razón por la cual me limité a contemplarles oculto desde el aguardo, deleitándome con el único ruido de fondo del silencio de las sierras montanchegas. Sólo hay dos palabras que se me ocurren para definir ese momento: paz y armonía. No conseguí ninguna foto que mereciera la pena; tuve un mal día, pero todo ello se compensa con la posibilidad de observar la vida salvaje de nuestros campos a un par de metros, lejos del ruido, las malditas ciudades y el aire viciado.